En La Plata se habla portugués: brasileños quieren ser médicos y coparon la universidad gratuita

Este año hubo en total casi 4.000 inscriptos y uno de cada 5 es de esa nacionalidad. Además, son el 60% de los extranjeros. Las causas del fenómeno.

Elías, Sabrina y María, tres de los estudiantes brasileños que empezarán a estudiar este años en La Plata. Foto: Mauricio Nievas

Este año, Medicina registró 3.992 inscriptos, allá por diciembre pasado, y de ese total 1.394 tenían documentación de otras naciones. Pero la prevalencia del gigante vecino resultó avasallante: 840. Es decir, el 60% son de Brasil.

"Vivir en esta ciudad resulta más económico que en Buenos Aires", dicen los jóvenes de Brasil. Foto: Mauricio Nievas

“Vivir en esta ciudad resulta más económico que en Buenos Aires”, dicen los jóvenes de Brasil. Foto: Mauricio Nievas

Y también, aunque en proporciones menores, con aspirantes a médicos llegados de Colombia (200 anotados); Perú (88); Chile (69) y Venezuela (66). El resto de los visitantes (133) entran en la categoría “otros países” , de acuerdo con el último registro del Centro Superior para el Procesamiento de Información (Cespi) de la universidad platense.

Un cambio de reglas

La llegada masiva de ingresantes cariocas obligó a las autoridades académicas a establecer nuevos requisitos. Desde el ciclo 2019, Medicina exige la aprobación de una reválida de idioma. Es que muchos alumnos atravesaban dificultades para entender conceptos y cuestiones técnicas por la barrera lingüística.

El Consejo Superior estableció la obligatoriedad de presentar una prueba CELU (Certificado de Español Lengua y Uso) que confiere el Ministerio de Educación de la Nación y que tiene un costo de 1.500 pesos. O el SIELE (Servicio Internacional de Evaluación de la Lengua Española) que requiere el pago de 150 dólares.

Juan Basualdo, decano de Medicina de la UNLP cree que la atracción pasa por lo académico: “La UNLP está entre las 500 mejores del mundo en un ranking de 24.000 universidades y es la segunda más importante del país. Por eso vienen”, dijo el directivo.

Otro factor: hace dos años, la unidad académica dejó de exigir el duro examen de ingreso y ahora el acceso a las aulas es irrestricto. Por eso, de 1.300 anotados en 2017 se pasó a 3.000 en 2018 y a 3.992 este año. Y por supuesto, los extranjeros subieron en igual proporción.

Testimonios de los inmigrantes​

“Estaba en la UBA y me vine a La Plata porque me gustó más la ciudad. Es más amigable, más barata y me siento más cómoda”, contó a Clarín Sabrina Durante (19), nacida en San Pablo. “El ingreso al sistema universitario en Brasil es casi imposible. Hay que realizarun curso de un año a privadas y publicas. Además de los costos. Vivir en esta ciudad resulta más económico que en Buenos Aires”, agregó María Rocha (22), de la ciudad de Aparecida, en San Pablo.

Nuevas costumbres. Sabrina y María junto a compañera local que les ofrece mate. Foto: Mauricio Nievas

Nuevas costumbres. Sabrina y María junto a compañera local que les ofrece mate. Foto: Mauricio Nievas

En el recreo de una de las clases del curso de apoyo que comenzó hace una semana, Elías Casteller (25), que viajó desde Turbo, un pueblo del estado de Santa Catarina, se anima a anticipar: “Cuando me reciba voy a ejercer en este país. Estoy muy cómodo y nos recibieron con afecto. Quiero devolver lo que me esta dando la universidad”.

Elías comparte vivienda con un colombiano, un venezolano y un argentino. “Así resulta más económico. En mi país hay mucha desigualdad. Solo los ricos llegan a estudios superiores”, contó el joven.

Izabella Matos (23) vino hace dos años y cuenta los motivos de la decisión: “El ingreso a la universidades públicas es muy rígido. Los egresados de la escuela pública tienen cupos, aun luego de aprobar el examen obligatorio que deben hacer todos los secundarios”.

Ella supero esa prueba pero luego no tuvo lugar en una estadual. Y no tenía recursos para pagar la matrícula. Entonces optó por la variante platense. “Es difícil porque estoy lejos de los afectos, pero el esfuerzo vale la pena”, resume la estudiante.

A los pocos minutos vuelven a su comisión. La Facultad preparó 82 alumnos-tutores, entre estudiantes avanzados de 4to y 5to año para acompañar a los ingresantes en el trayecto inicial de la carera. “Pudimos organizar la infraestructura de la facultad para que todos cursen en forma ordenada. No hubo dificultades para resolver la masividad”, aseguró el decano Basualdo.

La tendencia, a nivel nacional

Si bien el número impresiona especialmente en La Plata, el aluvión de estudiantes brasileños no es un suceso exclusivo de esa universidad. Medicina resulta un atractivo en casi todo el país. Según las estadísticas 2018 del Ministerio de Educación de la Nación, uno de cada siete estudiantes de medicina tiene pasaporte o documentación de otra nación. Y los de Brasil son más de la mitad: 6.721, de los 12.240 estudiantes internacionales que tienen las carreras en casas de estudios superiores públicas o privadas. Uno de cada siete representa un índice que cuatriplica la media del sistema en todo el país: apenas uno de cada 32 estudiantes universitarios (abarca todas las carreras) es extranjero.

Otros casos: en la Universidad de Rosario (UNR) se triplicó el número de alumnos de ese país vecino en tres años; y en Mar del Plata también concentra la mayoría en Medicina.

El tema económico figura claramente entre las causas del fenómeno. Mientras ingresar a la universidad pública en Brasil es muy difícil, estudiar en una universidad privada puede costar unos 8.500 reales por mes. O sea, casi 85 mil pesos. Con ese monto, en La Plata pueden alquilar un departamento (5.000 a 8.000 pesos), financiar los gastos de mantenimiento y hasta pagarse dos o tres pasajes en avión por año.

En el rectorado no sorprende el “efecto Brasil”. Según el secretario General de la UNLP, Patricio Lorente, “la universidad tiene una tradición de recibir estudiantes extranjeros, en particular de América Latina. Y la carrera de Medicina siempre ha sido una de las más demandadas. La política de inclusión y de puertas abiertas es una herramienta eficaz para favorecer las relaciones internacionales”.

“Nosotros recibimos con los brazos abiertos a los compañeros de otros países. Enriquece la universidad pública y significa que tenemos educación de calidad”, dijo a Clarín el presidente del Centro de Estudiantes de Medicina, Imanol Ortiz. “Nos obliga a asistirlos y acompañarlos para ayudar a superar el desarraigo, que es uno de los principales obstáculos”, dijo el dirigente estudiantil.

Fonte: Clarín

 

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