“Se habla español”: de lengua vergonzante a cool, Estados Unidos ya es un país bilingüe
En el tercer piso del Miami Beach Health Community Center, los dos televisores en la sala de espera transmitían el funeral del beisbolista de los Miami Marlins, José Fernández, en el canal 7. Nadie miraba la lluvia inesperada que caía sobre Biscayne Boulevard; hasta las embarazadas que se acariciaban las barrigas lloraban. Era una ceremonia católica muy esplendorosa, y uno de los sacerdotes oficiaba en castellano: “Era demasiado bueno para esta liga, se fue a una superior”.
—Ey, esto es Estados Unidos, no todo el mundo habla español —se quejó una de las recepcionistas.
—Oye, el otro habla en inglés —le respondió, molesta, la compañera.
La primera, nacida en Haití, que habla inglés y créole, insistió:
—Parece lindo, quiero entender. ¡Es la televisión nacional, tiene que hablar en inglés!
—Escucha: ese habla en inglés. Es una misa bilingüe —intervino la otra, nacida en Cuba, que habla inglés y español.
En efecto, otro sacerdote oficiaba en inglés. La muchacha revoleó los ojos mientras su compañera seguía protestando que el inglés era el idioma del país, sin saber acaso que es el que se formalizó en el uso pero que, en realidad, la Constitución no estableció lengua oficial alguna.
En la ciudad de Miami, el 62% de la población es hispanohablante, y el idioma inglés convive con naturalidad con el castellano. En la ciudad de Chicago, el 29% de los habitantes habla español, casi igual que en Nueva York; todas las tiendas a lo largo de la frontera con México desde California a Texas, tienen señalización y personal bilingüe. El supermercado Publix promociona el Mes de la Herencia Latina, con recetas y descuentos; el 5 de mayo es fiesta (nacional en México, comercial en todos los restaurantes mexicanos de los 50 estados) y la web de la Casa Blanca y las instituciones federales y estatales más importantes son bilingües: inglés y español.
Según las proyecciones demográficas, en 2050 la población latina de los Estados Unidos habrá llegado a los 132,8 millones de personas, con lo cual será el primer país hispanohablante. Hoy lo es México, con 121 millones.
La tendencia es ya visible: en el último censo de población publicado en California en 2015, se reflejó que por primera vez la población hispana es superior a la población caucásica. Ya no es la primera gran minoría como en todo el país. En California, los latinos son la mayoría.
Más allá de los resabios discriminatorios del movimiento English Only de la década de 1980 —que van desde la expresiones del candidato republicano a la presidencia, Donald Trump, hasta el merchandising con frases “Estos son los Estados Unidos. No quiero marcar 1 para inglés”—, es casi indiscutido que el país se ha convertido ya en una nación bilingüe.
Ya existe un bilingüismo funcional
Ignacio Olmos, director ejecutivo del Instituto Cervantes de Nueva York, cree que “hay una evolución muy clara hacia el bilingüismo funcional en los Estados Unidos, que se está imponiendo: una parte de la población habla tanto inglés como español, porque se trata de la primera lengua que ha sobrevivido al proceso de integración de las distintas corrientes migratorias en melting pot del país”.
—¿A qué se refiere?
—Las corrientes de otros muchos países del mundo han producido una integración educativa, laboral y en la corriente principal lingüística; ha sido fundamental por tanto la adquisición del inglés como primera lengua. Pero esto no ha ocurrido exactamente así con el español.
—¿Por qué?
—Porque no se ha llevado aparejada una pérdida del idioma original: es la primera vez que ocurre algo así en Estados Unidos. El español ha sobrevivido a esta integración.
“En muchos lugares de Estados Unidos, como Miami (en Florida) o Santa Ana (en California), la presencia del español es absolutamente dominante, al punto de que los angloparlantes no encuentran trabajo”, dijo a Infobae José Baig, quien dirigió para BBC el proyecto “¿Hablas español?” en los Estados Unidos, actualmente director de Comunicaciones hacia América Latina para el Banco Mundial. “El fenómeno se repite en áreas específicas de algunas grandes ciudades (como Washington Heights en Nueva York o Silver Spring, en el área metropolitana de Washington)”.
Se trata de gente —enfatizó— “que desarrolla su vida enteramente en español dentro de una ciudad estadounidense; gente que trabaja, cumple las leyes y paga sus impuestos”. Hispanos y latinos “cumplen sus obligaciones con el país y contribuyen a su desarrollo, aunque solo hablen en español”.
—¿Hasta qué punto eso muestra que el castellano es el primer idioma en establecer que no es incompatible ser bilingüe con ser estadounidense?
—En general estas personas se sienten estadounidenses (especialmente los de segunda y tercera generación) aunque su dominio del inglés no sea perfecto. En ese sentido, el bilingüismo y el ser estadounidense son perfectamente compatibles. Y además, cada vez hay más estadounidenses orgullosamente latinos y orgullosamente bilingües.
Para Pilar Marrero, autora de Killing the American Dream (también publicado en español como El Despertar del Sueño Americano) y una de las periodistas principales del gran grupo de prensa hispana en los Estados Unidos, Impremedia, conviene recordar algunas particularidades del país para entender el fenómeno.
La primera: que a diferencia de Canadá, donde la Constitución establece el bilingüismo, “el inglés no es el idioma oficial de los Estados Unidos” pero, a la vez, “ser bilingüe nunca fue inconsistente con ser estadounidense”. Dada la historia de este país de inmigrantes que hablaban diversas lenguas —inglés, alemán, holandés, francés, más adelante italiano, chino, español—, “aquí siempre se han hablado otros idiomas y ha habido medios de comunicación (periódicos, luego medios electrónicos) en una diversidad de idiomas”.
—¿Cómo funciona entonces el inglés?
—Es el idioma común, en el que se realizan las transacciones y comunicaciones públicas. Algunos estados sí han declarado el inglés como idioma oficial: recordemos que esta nación es realmente una federación de estados que se han unido, tienen un gobierno común y también independencia legal en muchos casos para pasar leyes estatales.
Para ella también está presente la cuestión nacionalista del excepcionalismo estadounidense, “que usa el tema del idioma como munición para propagar sus ideas o atacar a los inmigrantes que hablen otras lenguas”. Aprender el idioma, además, “se ve como parte de la integración necesaria, pero muchas veces se trata de una manipulación política: hoy en día la inmensa mayoría de los inmigrantes sí aprende el idioma y, por supuesto, las siguientes generaciones ya lo usan como lengua nativa”.
El tema, sintetizó Marrero, es complicado: “La mentalidad de muchos estadounidenses es que no les hace falta aprender otro idioma, pero eso ha cambiado: en las escuelas se enseñan cada vez más otros idiomas y los inmigrantes mantienen su bilingüismo sin problema”.
La mentalidad de muchos estadounidenses es que no les hace falta aprender otro idioma, pero eso ha cambiado: en las escuelas se enseñan cada vez más otros idiomas y los inmigrantes mantienen su bilingüismo sin problema
Los angloparlantes revalorizan el español
En 2008, como parte de la cobertura de la campaña electoral por la presidencia que ganó Barack Obama, Baig dirigió “¿Hablas español?”: como corresponsal de Asuntos Hispanos analizó todo lo relacionado con los hispanos en Estados Unidos “y, por supuesto, la presencia del idioma español”. Se ha manifestado afortunado por haber podido “asomarse a ese mundo y recoger algunos aprendizajes”.
—¿Por ejemplo?
—Los hispanos son el sector que más crece en términos demográficos, pero hispano no significa necesariamente hispanohablante. El idioma materno se pierde en la segunda o tercera generación.
—Pero eso no ha sucedido con el español.
—Hay dos diferencias fundamentales. Una, la cercanía con América Latina, que facilita la inmigración de hispanohablantes; otra, la presencia de medios de comunicación en español, que facilita las condiciones para la adaptación de esa inmigración a este país. Si ese flujo migratorio se estabilizara, lo más probable es que las nuevas generaciones de hispanos adoptasen el inglés como su lengua. Sin embargo, parece estar claro que el español seguirá teniendo una presencia importante en Estados Unidos por otros factores, pero no necesariamente porque nazcan más Rodríguez y Pérez que Smith y Wilson.
El director del Instituto Cervantes de Nueva York profundizó en las razones de esa permanencia: “Las primeras generaciones de inmigrantes hispanos consideraban que el español podía ser un problema para la integración de sus hijos en los Estados Unidos y para que tuvieran éxito. Y se llegó a situaciones educativamente muy perniciosas como que los padres hablasen en inglés a sus hijos, incluso con un inglés deficiente. Eso ha ido cambiando mucho”.
—¿Qué factores influyeron?
—Primero, la reafirmación de un orgullo hispano o latino, a través de la lengua: la afirmación de una identidad dentro de la inmensa variedad racial y cultural que conforman los Estados Unidos. En segundo lugar, muchos hispanos vieron también que el español era un punto positivo en lo laboral y se traducía en mayores ingresos. Por último, la reconsideración positiva del idioma no es exclusiva de los hispanos: hubo un cambio de actitud de los angloamericanos, que han pasado de verlo como una lengua de inmigrantes en general pobres a verlo como una lengua internacional que tiene una importancia tanto fuera del país como dentro del país. Y eso llevado a tratar de superar el tradicional aislacionismo lingüístico de los Estados Unidos.
De lengua problema a lengua deseable
La periodista política destacada del diario La Opinión de Los Angeles mencionó que ahora se puede mantener el bilingüismo “sin problema”, a diferencia de lo que sucedía décadas atrás, “cuando se lo consideraba algo riesgoso”.
En efecto, a medida que el inmigrante ascendía en lo social abandonaba el español. Sin embargo, dado que hoy se verifican beneficios económicos y se reivindican identidades como parte de un movimiento cultural, el panorama ha cambiado. Una encuesta del Pew Research Center mostró ya en 2011 que los adultos latinos valoran tanto la capacidad de hablar el inglés como el español. Un 87% dijo que los inmigrantes latinos necesitan aprender inglés para tener éxito; al mismo tiempo, casi todos (95%) resaltaron la importancia de que las generaciones futuras de hispanos mantengan la lengua.
Ahora se puede mantener el bilingüismo sin problema, a diferencia de lo que sucedía décadas atrás, cuando se lo consideraba algo riesgoso
—¿Cómo y por qué cambió eso?
—En la medida en que la comunidad latina crece —argumentó Marrero—, ahora la minoría de mayor tamaño del país —que hace tiempo ha superando a los afroamericanos— también tiene más oportunidades de éxito al hablar español, por ser bilingües. Hay gente que vive toda su vida en este país sin hablar bien inglés y no a todos les va mal (a algunos les va muy bien con negocios dentro de su propia comunidad), pero obviamente, la mayoría pensamos que lo razonable y correcto, aparte de lógico y algo práctico, es aprender el idioma como parte de un proceso de integración.
“El hecho de que no haya una lengua oficial en Estados Unidos hace que el idioma se imponga por criterios de mercado, como muchas otras cosas en esta cultura”, destacó el periodista de BBC. “El empresario de Miami o de Texas ofrece sus productos y servicios en español para no perderse ese mercado, no por un criterio cultural. Por lo tanto, el español sobrevivirá si sigue existiendo mercado, si sigue siendo rentable ofrecer productos y servicios en español”.
Olmos coincidió con Baig, y agregó dos aspectos tan importantes como el comercial. “Cuando se llama a cualquier institución administrativa se escucha ‘For English, press 1; para español, oprima 2’. Es un proceso que no tiene vuelta atrás. Y se empieza a extender en el ambiente laboral”.
Cuando se llama a cualquier institución administrativa se escucha ‘For English, press 1; para español, oprima 2’. Es un proceso que no tiene vuelta atrás
Mudanzas en la educación
“Antes el español era perseguido”, recordó Baig. Durante la gira del proyecto “¿Hablas español?” recogió testimonios de personas que emigraron en las décadas de 1950 y 1960 que habían recibido castigos físicos en las escuelas por hablar español. “Eso cambió por varias razones, como el avance en la lucha por los derechos civiles, el cambio en la visión cultural y, sobre todo, por la testaruda realidad. Hay escuelas en Arizona o Texas donde los angloparlantes son una absoluta minoría”, agregó.
—Y eso convive con una revalorización de la herencia hispana.
—Desde mediados de la primera década de este siglo, diría, se vive algo así. Su manifestación más clara es quizá el reconocimiento de las estrellas hispanas en Hollywood (como America Ferrera o Sofía Vergara). Lo hispano en general y el español en particular se volvieron cool, de manera que eso impulsó a muchos latinos a buscar rescatar sus raíces re-aprendiendo el idioma de sus padres y abuelos. Eso de alguna manera permeó a la población general y provocó que el español llegara a ser el curso más demandado en las escuelas de idiomas.
Lo hispano en general y el español en particular se volvieron cool, de manera que eso impulsó a muchos latinos a buscar rescatar sus raíces
Y no sólo allí: “Siete de cada 10 estudiantes universitarios eligen el español como primera lengua extranjera (los otros 3 se reparten entre las demás lenguas)”, señaló el director del Instituto Cervantes. “Eso refuerza el sentido de la importancia del español ante los ojos de los propios hispanos: tanto ellos mismos como los angloamericanos valoran el idioma y advierten que el bilingüismo es un punto positivo. Hoy comprenden la importancia de agregar otro idioma a la educación de sus hijos, y dentro de esa conciencia el español ocupa el primer lugar, muy por delante de todas las demás”.
Marrero recordó un ejemplo prístino del cambio de percepción del castellano en la educación: “Hace apenas 20 años, en California hubo una reacción contra el bilingüismo en las escuelas y se aprobó una medida para eliminar la educación bilingüe o regularla muy de cerca (ya que puede haber programas pero muy limitados). En las elecciones de este año, la boleta del estado presenta una propuesta para abrir el estado a la enseñanza de ‘múltiples lenguas’ en las escuelas”.
Se trata, en su opinión, de “un multilingüismo necesario”: “No sólo por la presencia de grandes poblaciones inmigrantes más o menos recientes sino porque ahora vivimos en un mundo más globalizado donde las comunicaciones mundiales y el comercio son instantáneos”.
—Se habla del declive de los Estados Unidos como potencia internacional, por el avance en producto interior bruto como en capacidad militar de otros países como China, Rusia, India… pero creo que queda muchísimo para que Estados Unidos esté en riesgo de perder esa predominancia. Y algo más importante: este país ha pasado por muchas crisis a lo largo de su historia y siempre ha mantenido esa predominancia internacional por su capacidad de reinventarse en cada ocasión, por su agilidad y flexibilidad. Y en mi opinión una de las maneras de hacerlo hoy es evolucionar hacia ese bilingüismo. Porque si son el primer país bilingüe del mundo, que domina de modo natural en amplias capas de su población las dos grandes lenguas de comunicación internacional, tendrá una fuerza estratégica en la competición internacional.
Acaso se llegue más allá, y el futuro cercano alumbre un nuevo registro del español, según coincidieron los tres consultados. Por atraer población de distintos países de habla hispana, los Estados Unidos cuecen su castellano propio, que combina los diferentes rasgos de la lengua de sus inmigrantes.
Marrero: —Los hispanos en Estados Unidos han desarrollado un híbrido, Spanglish, que le puede dar ronchas a la Real Academia de la Lengua Española pero que es una realidad de todos los días. Es difícil vivir en un país con una lengua dominante y no infectarse de las cadencias y construcciones gramaticales de esa lengua.
Olmos: —El español es una lengua homogénea, pero tiene muchos registros en las áreas donde se habla. Y en los Estados Unidos ya surge un español propio, con lo que los expertos califican de estadounidismos, particularidades propias de aquí, y que será tan válido como el del español de cualquier otro país hispanohablante.
Baig: —Ya existe un español propio de Estados Unidos. Basta con ver el programa matutino de Telemundo o leer un editorial de La Opinión. Es un tipo de español que intenta ser neutro porque tiene que llegar a todas las comunidades hispanohablantes que hacen vida en el país. Este español estadounidense recurre con frecuencia al inglés, sin llegar a ser necesariamente Spanglish.
Fonte: infobae.com